Nadie se acuerda de que tiene dientes hasta que pierde uno. A todos nos puede pasar, en un accidente, comiendo algo muy duro, a causa de una enfermedad en las encías, una caries o una vieja amalgama por donde se filtraron todas las bacterias. Luego, por si esto no fuera poco, corremos el riesgo de que ante la pérdida de nuestro diente, los dientes que aún tenemos comiencen a moverse o el hueso a reabsorberse.

Afortunadamente para todos nosotros hoy en día existe una amplia gama de sustitutos artificiales, prótesis dentales fabricadas en materiales acrílicos, resinas, plásticos especiales, metales ligeros y cerámicos de alta resistencia y estética, diseñadas para parecer reales; elaborados en forma convencional o con el uso de tecnología CAD-CAM. Útiles para restaurar las funciones masticatoria, estética y fonética, y contrarrestar el efecto de reabsorción del hueso del que hablamos. Estas prótesis pueden ser convencionales o realizarse mediante el uso de implantes dentales.

Dientes fijos parciales

Prótesis fijas

Prótesis removibles (parciales o totales)

Si después de una valoración, usted y su dentista deciden que la prótesis dental es la mejor solución, éste le examinará la boca y sacará un molde de su mandíbula para comenzar el proceso de fabricación. Una prótesis puede ser hecha para sustituir uno, dos, tres dientes, y así sucesivamente hasta la totalidad de ellos. Para cada situación existe un tipo recomendado, que en su momento su dentista se encargará de mostrarle.