En realidad todos nacemos con dientes, pero éstos se encuentran debajo de la encía hasta pasados unos seis meses después del parto. No es usual, pero uno de cada 2,000 bebés nace con dientes y la primer cita con el dentista se vuelve inminente a unos pocos días después del nacimiento, ya que se hacen patentes los problemas que producen los bordes afilados de los dientes para establecer la lactancia, alimentar al bebé con biberón, o cuando se notan las ulceraciones producidas comúnmente por la irritación en la parte posterior de la lengua del infante.

Existen casos en los que lo bebés nacen con una parte o todo el diente que ha erupcionado antes de tiempo, usualmente los incisivos centrales inferiores, a estos dientes se les llama natales y a los que salen dentro del primer mes de vida, se les llama dientes neonatales.

Nacer con los dientes puede ser un síntoma de ciertas condiciones médicas, una manifestación localizada de un síndrome o anomalías como el paladar o labio hendido, es por eso que a estos niños hay que hacerles un seguimiento médico minucioso. También existen casos en los que los bebés con dentición prematura están perfectamente sanos, sin complicaciones para alimentarse, con ninguna evidencia de enfermedades sistémicas, anomalía congénita, o trastornos en el desarrollo. Los dientes natales suelen crecer en las encías inferiores y tienden a tener raíces débiles, por eso algunas veces se extraen para evitar una ingestión accidental. Si el diente se encuentra firme entonces se pule el borde del diente filoso y la lesión de la lengua es tratada con soluciones alcalinas. Algunos personajes famosos que nacieron con dientes fueron Luis XIV de Francia, Aníbal, Ricardo III, Napoleón y Julio César.